Junto a Quimera, Ínsula
es una de las revistas culturales españolas más prestigiosas, indispensables y culturalmente
propositivas.
El número de septiembre de Ínsula (Barcelona, núm. 801, 2013), se consagra al aforismo español, donde
colaboro con un ensayo, “El Ateneo, hogar de las musas menores”, que repasa la
creación, tensiones y contrastes entre Alfonso Reyes y Julio Torri, cultivadores
y pioneros del género en México durante la primera década del siglo pasado.
Como el número no está disponible en la red, y la revista ya
no llega por estas tierras del gran Chilangotitlan, ofrezco un adelanto del
mismo junto con la portada.
El Ateneo de la Juventud fue la cuna y el
hogar del aforismo mexicano. Entre otros, los miembros de dicha institución
cultural, Carlos Díaz Dufoo, Mariano Silva y Aceves, Julio Torri, Alfonso Reyes
y José Vasconcelos destacan por haber aclimatado el género en las letras
nacionales. En la trayectoria de los ateneístas es patente su afinidad estética
con el aforismo, una expresión literaria a caballo entre la lucidez filosófica,
la trama narrativa y el dominio empírico, aprovechando las arquitecturas del
apunte, la máxima, la sentencia. Dicha empatía se puede documentar apenas se
hojea Ensayos y poemas (Torri), Briznas (Reyes) y Epigramas (Díaz Dufoo), así como en la vasta narrativa vasconcelista,
donde nos espera para su espiga.
En México el aforismo fue acuñado con estos
títulos y por aquellas firmas. En razón de dichas evidencias documentales, se
puede afirmar que el aforismo germinó en el regazo del Ateneo de la Juventud, una
institución fundada en 1910 por los caudillos culturales del siglo XX: Alfonso Reyes, Antonio Caso, Pedro
Henríquez Ureña y José Vasconcelos, entre otros. El Ateneo fue la casa nativa
de las musas menores que personifican al aforismo y al microrrelato. En la
centuria vigesímica, Díaz Dufoo, Reyes, Torri y Vasconcelos fueron los pioneros
en la exploración del aforismo, género considerado por Reyes como otra “musa
menor”, gemelo del microrrelato.
Hasta la
aparición del libro de Francisco Sosa, Breves
notas tomadas en la escuela de la vida (1910), no ubico ni logro rastrear en
la tradición cultural mexicana otro antecedente aforístico, salvo la traducción
y publicación de las memorias de Maximiliano de Habsburgo, Recuerdos
de mi vida. Memorias de Maximiliano (1869), en uno de cuyos apartados del tomo segundo fueron acoplados los
“Aforismos” del emperador.
2 comentarios:
¡enhorabuena, Javier!
Un abrazo,
Un ciento de gracias, Pedro.
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