Mi participación en el Primer Foro de Análisis Cinematográfico Tijuana: Perspectivas de la Ciudad en el Cine, consistirá en una exposición sobre tres películas mexicanas recientes y un comparativo con la narrativa sobre la migración mexicana a EE UU, de la que ofrezco su parte concluyente.
Finale
En recapitulación, en Mi vida dentro se documenta un proceso legal, se entrevista a los involucrados en el juicio y se declara una condena a una mexicana migrante procedente del Estado de México, a quien presumo inocente. La legalidad se verifica y cumple en la ortodoxia. A su vez, en Norteados esa legalidad intenta ser subvertida por los personajes que visten de mueble al protagonista, originario de Oaxaca, para que atraviese la frontera. Por su parte, ese sistema de justicia en el reino fílmico de Los bastardos es alterado por Fausto, el adolescente homicida, quien escapa de la justicia al encontrar refugio en su ámbito natural, los campos agrícolas, entre los jornaleros, sus hermanos.
En las tres películas el sistema legal, modos de vida, lengua y cultura anglosajones sirven de oposición al paradigma que encarnan los indocumentados mexicanos, quienes funcionan además como contrapeso argumental de la historia que relatan. Repito antes de concluir: los personajes no profesionales, la arquitectura del documental, los finales abiertos, el ánimo de denuncia y la fascinación por el entorno urbano son elementos afines a la más reciente filmografía sobre la migración mexicana a Estados Unidos. De igual modo, parte de la literatura mexicana de las dos últimas décadas ha tematizado esa misma migración en sus cuerpos narrativos.
Los ámbitos se contraponen en tales relatos fílmicos: la abundancia y la carencia; la limpieza y la miseria; la pigmentación de la piel y el biotipo; la propiedad y el abandono; la palabra y el silencio; el derecho y la anomalía. Un vórtice emparenta a migrantes y nativos: el impulso vital que arroja a los desarraigados a buscar la vida en otra parte, semejante al de la señora que implora piedad a sus verdugos, parecido a la osadía del disfraz para burlar los controles fronterizos.