lunes, 4 de febrero de 2013

MINIATURAS


Armando Alanís

El coleccionista
Tengo una colección de piezas singulares que he ido adquiriendo en mis innumerables viajes: un reloj de pared comprado en Suiza, del que no existe par; un anillo de oro, con diamantes engarzados, que perteneció a un remoto rey de Escocia; el sillón donde le gustaba sentarse a la amante secreta de Luis XVI; la pistola que portaba un revolucionario mexicano cuando lo mataron; una máscara maya de jade, sustraída de un museo europeo; el cuerpo momificado de una mujer, proveniente del harén de un sultán al que le gustaba que le contaran cuentos. 

Viajero
Regresaba a casa después de un largo viaje. Ella lo esperaba en la cama, desnuda. Como siempre, le ofrecía su sexo. Pero el viajero observó, con desazón, que se le habían caído los senos y que las nalgas estaban planas. Durante su ausencia, la muñeca se había desinflado.

Un cincuentón
Era un tipo, ya cincuentón, que por cada pelo que perdía, perdía una idea. Pronto se quedó calvo y sin ideas.

Cazavampiros
Cazaba vampiros, hasta que se convirtió en uno de ellos.


Armando Alanís, diciembre, 2012.


Maestro del ajedrez, la literatura y la buena vida, Armando Alanís es un practicante devoto de la novela, el cuento y la minificción, cuyo más reciente libro en este último género, Fosa común. Ficciones súbitas, fue editado por el poeta Héctor Carreto en el 2008 dentro de su colección Fósforo. 

Foto: JP.