miércoles, 14 de febrero de 2024

MANUAL DEL PERGEÑADOR DE MICROCUENTOS

 

MANUAL DEL PERGEÑADOR DE MICROCUENTOS 

 

1. Elige un personaje que deambule por la acera (mendigo, zapatero, dependienta…). A los héroes de bronce ya les urdieron su epopeya. Ahora la gente sin historia espera contar la suya. La nuestra; la tuya. 

2. Nómbralo —la identidad del personaje determinará su andar. 

3. Hazlo andar por su mundo: la calle, la zapatería, el mercado… 

4. Actívalo —la acción, el movimiento, es imprescindible en el despliegue de su historia.

5. Puedes describirlo con un rasgo físico o sicológico. Si no lo haces, sus acciones y pensamientos lo describirán. 

6. Enfréntalo a un conflicto —no a cualquier dilema: al que lo define como héroe de esa historia, su historia.

7. Confrontándolo así, quizá se redima por el dilema, o muestre su lado más humanamente salvaje. 

8. Elegidos los elementos y puestos en práctica sobre una hoja en blanco, o en el procesador, revisa de cada vocablo su propiedad ortográfica, los signos de puntuación, la palabra necesaria y justa. Poda las sobrantes. 

9. Revisados estos elementos, pasa a la historia, que no debe contener huecos, ni ambigüedades, tampoco anécdotas secundarias, personajes innecesarios o tramas en germen, a los que debes podar sin piedad. Toda historia narrativa es una esfera, perfecta en su circunferencia y redondez. 

10. Cuida su final. Aquí se redime tu héroe, o se consagra al lado oscuro del alma humana. Procura hacer el bien o asesina. 

11. Titula tu relato. El título sinópticamente contiene la historia, además de reflejar rasgos del estilo. Por ellos —título, historia, estilo— se concreta la visión de la humanidad y el mundo del escritor; en otras palabras, la ideología del autor. 

12. Revisado y corregido, léelo en voz alta, de esta acción saldrán enmiendas. Adáptalas y adóptalas a la naturaleza de tu estilo e historia. 

13. Guarda tu historia por un tiempo, aléjate de ella (un día, una semana, un mes…, sólo tú sabrás cuánto), después vuélvela a leer y corregir. El tiempo acontecido filtrará sus imperfecciones. 

14. Transcurrido el tiempo, es momento de enviarla al editor, o de fundirla en el libro cuentístico que preparas, ya de minificciones o de cuentos. 

15. Publicar tu cuento en una revista, ganar un premio o integrarlo a un libro, es el mayor estímulo y reconocimiento para un escritor de historias breves, canónicas o novelares. 

16. Finalmente, escribe día a día. Elige el momento, el espacio y las horas que le dedicas a tu escritura. Tal vez una hora, tres o nueve en tu empeño narrativo basten por la mañana, durante la puesta del sol o por la noche ingrávida. Sólo tú sabrás elegir el tiempo que te ofrezca mayores estímulos para entretejer tu ficción. La duración blandiendo el lápiz concede oficio, disciplina y dominio de la técnica cuentística. La mesa del comedor, la cama o la cafetería, incluso la sombra benévola de un jardín, son escenarios idóneos para poner en práctica la escritura. Adopta el lugar que te reconforte y anime a contar, repetir, plasmar la fabulación de la gente con historias. 

Adelante, el lápiz y la hoja te aguardan.