Cuestionario de Caroline
Lepage para Javier Perucho
1) Tradabordo (T). ¿Cuánto
hace que escribe y qué lo impulsó a escribir?
Como aficionado, desde
la infancia. Profesionalmente, desde mis tiempo de la licenciatura en Letras
Hispánicas en la UNAM, donde estudié del bachillerato al doctorado.
Ahora bien, mi anhelo
de escritor ha sido convertirme en un contador de historias, sueño que sepulté
por un tiempo, mientras me afianzaba como editor, historiador y analista de la
literatura mexicana. Ya vencida esa ansiedad, acabo de finiquitar “Anatomía de
una ilusión”, mi primer libro de relatos.
El impulso: aprehender
aquella ilusión postergada que habita en la anatomía de un relato.
2) T. ¿Qué clase de
lector es?
Desde que aprendí a
leer, reviso los carteles, los grafitos callejeros, la lista de la despensa, los
libreros ajenos, los puestos de libros añejos tendidos en la acera. Como lector
de libros, reviso dos o tres en paralelo sobre temas históricos, novelas
recientes, microrrelato, historia literaria, crónica y poesía.
3) T. ¿Cuáles han sido
sus principales fuentes de inspiración llegado el momento de escribir —ya sean
del campo literario u otros?
La oralidad. Escuchar
a mis compatriotas a la salida del trabajo, mientras faenan, caminan por las
calles o riñen en la soledad de sus matrimonios, se ha convertido en el
despertador de las historias que procuro narrar. En la búsqueda de los
conflictos humanos y su resolución cuentística, ahí encuentro su catalizador.
4) T. ¿Cuando escribe,
piensa en el “lector”, si así fuera, quién / cómo / dónde está?
El lector se convierte
en mi fantasma cuando el libro, el relato o el ensayo fue hecho público,
entonces me ocupo por indagar entre mi lectorado sus impresiones. En ese
momento le realizo preguntas dirigidas sobre su comprensión, inferencias,
objeciones, dudas; en fin, procuro su retroalimentación.
5) T. Cuando está
falto de inspiración, ¿dónde o cómo la encuentra de nuevo?
En el sueño y la
vigilia encuentro habitualmente el alimento que inspira los actos de mi
escritura. A veces la desata una conversación, una palabra escuchada al azar,
la lectura de un libro memorable.
Como se trata de un
ente harto quisquilloso, a la inspiración nunca la convoco inútilmente: espero
su llegada mientras digito párrafo tras párrafo en la computadora. Si llega, la
acompaño y aprovecho la ocasión hasta que se desvanece.
6) T. ¿Nos puede
hablar un poco de los cuentos traducidos aquí?
“Vida de la mosca” y “Bolero” fueron entresacados de
“Anatomía de una ilusión”, un libro que espera los tipos móviles de la imprenta
para su exposición pública.
Bolero (« Boléro »): Nació
de una noticia periodística: Apuñalan a un cocinero sobre la estufa de un
restaurant. Tragedia que me susurró al oído el conflicto humano al ir compurgando
la historia, luego hilvanada en “Anatomía de una ilusión”, en la que adoquina
una serie integrada a una novela disfrazada de microrrelatos.
Vida de la mosca (« La
Vie de la moche »): en un tianguis, al preguntar por una talla de madera, que
reproducía la silueta de una sirena, la artesana oaxaqueña que me la ofertaba
espantaba una mosca con unas palabras muy dulces, agitando su mano y pidiéndole
suavemente que se alejara de su puesto, o se vería obligada a aplastarla. Si
aquí no hay nada dulce, qué buscas aquí, la recriminaba.
7) T. ¿Qué impresión
le causa saber que sus cuentos fueron traducidos?
Ahora bien, ¿qué impresión tuve al recibir la noticia de su traducción,
que, por lo demás, esperaba con ansiedad? Me impresionó tanto que levité, aunque
a días de la noticia sigo volando, pero ya con los pies en la tierra. Notifiqué
a mis amigos con la invitación de consultar el blog de Tradabordo, de esa visita se
desprendió la iniciativa de un amigo que compone la melodía para “Bolero”, cuya
factura tuvo como paradigma compositivo la canción de José Alfredo Jiménez, Por tu maldito amor.
Con las traductoras mantengo una deuda a perpetuidad.
Gracias a Élodie
Peeters, Sophie Beddow y Cyrielle Peltier, de la Université de Poitiers, por
su tiempo, dedicación y amor por la escritura de ficción.
8) T. ¿Qué opinión le
merecen las nuevas tecnologías en lo que a literario se refiere?
Como escaparate son
ideales para la difusión y exposición del trabajo artístico. Sin embargo, en
nada modifican la artesanía de la literatura o de las artes en general, cuya
composición seguirá siendo un trabajo compurgado en medio de la soledad
absoluta.
9) T. ¿Si estuviera en
el lugar de Rilke, qué consejos le daría a un “joven poeta / escritor”?
Nunca sería capaz de
usurpar el lugar del Poeta. Y en caso de que me solicitaran un consejo apenas
diría que el duro y permanente trabajo hacen al escritor.
Entrevista publicada en Entretiens Lectures d’ailleurs: