DECÁLOGO DEL ENSAYISTA
Para Michael Pfister, a manera de despedida.
I. El ensayo busca el consenso entre sus lectores, por ello emite opiniones, argumentos, experiencia e información, y a pesar de ese predominio ideológico no renuncia a la amenidad de las formas narrativas. Del cuento adopta la voz personal; de la novela, el gran aliento; del drama, las formas del parlamento; del microrrelato, la elipsis; del poema, la imagen. Lograrás la armonía de tu ensayística con una mezcla ponderada de estos ingredientes.
II. El ensayo exige una arquitectura interior ponderada y equilibrada
entre sus partes (incipit, intercipit, excipit).
Demostrar una tesis o desarrollar un tema al modo del libre albedrío será tu
única elección. Un ensayo es una narrativa donde se predica un objeto cierto,
probable y verdadero para el sujeto de la escritura.
III. Escucharás a la gente —tus conciudadanos— para registrar sus preocupaciones
cuando hablen en la calle, arriba del autobús, cuando bajen las escaleras o
cuando discutan en el parque. En la oralidad también se localiza la materia
prima, de la que pueden desgajarse tópicos de tu escritura. Escuchar a los
compatriotas redondeará tu marco ético, pues quizá sus angustias orienten tus
inquisiciones literarias y con ellos definirás tus valores estéticos y morales.
IV. Al pergeñar un ensayo inviertes en un proceso de larga duración;
madurarlo demanda otro lapso; templarlo requiere del agua fina que discurre por
una clepsidra.
V. El ensayista se amamanta de su tradición, la historia literaria y los
cultivadores del género que pretende cultivar. Su reto es el combate con los
espejismos. Su reto es el combate con los espejismos: internet, la gloria, el best seller…
VI. Si se aferran al pasado o provienen del más furibundo tiempo
contemporáneo, los temas que de ahí se desprendan habrás de hilvanarlos con la
novedad de tu escritura.
VII. Si hay sangre derramada en tu entorno, caciquismo, hambre, valores
derrengados, corrupción, fronteras oclusivas, no aprietes los ojos. ¿Escribirás
sobre estas problemáticas? El observatorio de tu escritura no excluye la
inmersión social, pero ésta es causal de desavenencias estéticas, prórrogas o
renuncias literarias finiquitadas.
VIII. Quizá del mercado, la fama o la rotonda del best seller puedas obtener dinero y satisfactores inmediatos, pero
con ellos no conquistarás la epifanía de tu escritura.
IX. Envidiarás el éxito del escritor vecino, pero no te permitirás tenderle
una zancada. Compensarás la carencia con disciplina y cuartillas compurgadas.
X. Como ensayista no esperes dinero, ni te ilusiones con la fama de los
poetas o la buena ventura de los narradores. Te encontrarás mejor pagado y
reconocido si tus colegas, amigos y lectores te consideran un creador.
Coda: Resignarse al mandato no es tu única
alternativa.
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