martes, 3 de julio de 2012

DÍAS DESPUÉS

DECÁLOGO DEL ENSAYISTA



Para Michael Pfister, a manera de despedida.

I. El ensayo busca el consenso entre sus lectores, por ello emite opiniones, argumentos, experiencia e información, y a pesar de ese predominio ideológico no renuncia a la amenidad de las formas narrativas. Del cuento adopta la voz personal; de la novela, el gran aliento; del drama, las formas del parlamento; del microrrelato, la elipsis; del poema, la imagen. Lograrás la armonía de tu ensayística con una mezcla ponderada de estos ingredientes.
II. El ensayo exige una arquitectura interior ponderada y equilibrada entre sus partes (incipit, intercipit, excipit). Demostrar una tesis o desarrollar un tema al modo del libre albedrío será tu única elección. Un ensayo es una narrativa donde se predica un objeto cierto, probable y verdadero para el sujeto de la escritura.
III. Escucharás a la gente —tus conciudadanos— para registrar sus preocupaciones cuando hablen en la calle, arriba del autobús, cuando bajen las escaleras o cuando discutan en el parque. En la oralidad también se localiza la materia prima, de la que pueden desgajarse tópicos de tu escritura. Escuchar a los compatriotas redondeará tu marco ético, pues quizá sus angustias orienten tus inquisiciones literarias y con ellos definirás tus valores estéticos y morales.
IV. Al pergeñar un ensayo inviertes en un proceso de larga duración; madurarlo demanda otro lapso; templarlo requiere del agua fina que discurre por una clepsidra.
V. El ensayista se amamanta de su tradición, la historia literaria y los cultivadores del género que pretende cultivar. Su reto es el combate con los espejismos. Su reto es el combate con los espejismos: internet, la gloria, el best seller…
VI. Si se aferran al pasado o provienen del más furibundo tiempo contemporáneo, los temas que de ahí se desprendan habrás de hilvanarlos con la novedad de tu escritura.
VII. Si hay sangre derramada en tu entorno, caciquismo, hambre, valores derrengados, corrupción, fronteras oclusivas, no aprietes los ojos. ¿Escribirás sobre estas problemáticas? El observatorio de tu escritura no excluye la inmersión social, pero ésta es causal de desavenencias estéticas, prórrogas o renuncias literarias finiquitadas.
VIII. Quizá del mercado, la fama o la rotonda del best seller puedas obtener dinero y satisfactores inmediatos, pero con ellos no conquistarás la epifanía de tu escritura.
IX. Envidiarás el éxito del escritor vecino, pero no te permitirás tenderle una zancada. Compensarás la carencia con disciplina y cuartillas compurgadas.
X. Como ensayista no esperes dinero, ni te ilusiones con la fama de los poetas o la buena ventura de los narradores. Te encontrarás mejor pagado y reconocido si tus colegas, amigos y lectores te consideran un creador.

Coda: Resignarse al mandato no es tu única alternativa.

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