jueves, 18 de febrero de 2016

MANUTENCIÓN DE PRINCIPIOS

Dodecálogo

En las espaciaturas e intersticios del microrrelato, la belleza y la perfección desnudan sus atributos.

A pesar de la acendrada humildad de un microrrelato, su trama se acuña con maestría.

La aparición de lo fugitivo encuentra su condensación en un microrrelato.

La novela de una vida desvela en el microrrelato una de sus tribulaciones.

El horror, la belleza y el mal también caben en un microrrelato. No sólo el aroma de las estrellas, la luz de las buganvilias o el aullido del asesino emboscado en la penumbra de los callejones.

En el microrrelato también se teje con novelerías. Don Augusto vislumbró la trama del tejido con El Dinosaurio.

Las nubes que deambulan por el cielo intuyen el destino de un microrrelato.

Un cuchillo frío que rasga la carne, un secreto susurrado mientras el nocturno de amor agoniza, una confesión y su culpa, desembocan en el magma de todo microrrelato.

Como se hurga entre los escombros o las migajas de la basura, así se escruta en el alma de los hombres con cuyos restos se adoquinan los microrrelatos.

Los fantasmas que se configuran en el alma se domestican en el microrrelato, su hábitat natural. Luego de convocarlos, cabe la esperanza de su pacificación.

O bien, ya reunidas tales presencias abisales habrá que cantarles su desamparo y la oscuridad a la que nos han arrojado. Nunca habrá más luz ni menos oscuridad que cuando interpelamos su presencia.

Nota bene: Omnis relatus ex relatu venit = Todo relato procede de otro relato.


Enjambre de historias, México, UNAM-Naveluz, 2015, 75 pp. (Mandrágora)

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