Confieso que me sometí a los yugos del
libro físico desde las edades juveniles, por esta sencilla razón me cuesta
trabajo zafarme de ellos cuando se trata de publicaciones digitales, aun más
cuando tienen un costo. En ciertas ocasiones, me desprendo de este sujeciones
para acceder a un tipo de lecturas que me invitan a despojármelo. Es el caso de
la antología que preparó Hiram Barrios sobre un escritor que cohabita desde
hace décadas en el ostracismo, Sergio Golwarz, de nacionalidad múltiple, aunque
nacido en Suiza (Ginebra, 1904), radicado en Argentina y laborado en México hasta
su deceso (1974). Por sus diversas profesiones, además de escritor, dramaturgo,
periodista cultural, traductor, compuso música orquestal y delegó a la
posteridad algunos descubrimientos e innovaciones tecnológicas.
Gotas
tóxicas (México, Cuadrivio, 2014) se llama la espiga
antológica preparada por Hiram, quien desde su cibercolumna, Contra el Olvido, hace
tiempo adelantó una semblanza y un alegato para recuperar la obra literaria, el
acervo musical y las empresas científicas de Golwarz. Así, recuperar a los
marginales es uno de los empeños del más joven y audaz estudioso del aforismo
mexicano, como lo ha demostrado en Lapidario.
Antología del aforismo mexicano, 1869-2014 (en prensa), en los ensayos que
dan consistencia a El monstruo y otras mariposas (México, Naveluz, 2013) y en su
aforística, Apócrifo (México, e.a., 2014).
La introducción a Gotas tóxicas justamente empieza trazando las coordenadas de
espacio tiempo para ubicar al escritor en su órbita histórico-literaria, luego expone
el corpus que procede de unos cuantos libros transterrados de las bibliotecas,
apenas accesibles por la existencia bendita de las librerías de viejo, que sin
ellas dicho patrimonio literario no lo conoceríamos e irremediablemente ya se
hubiera convertido en materia del polvo y el olvido. A mí me consta que Hiram busca
tales libros envejecidos y polvosos en esos recintos del olvido. En estos
mismos sitios encontré los ejemplares que amparan mi desnutrida y también polvosa
biblioteca. Por él he tenido en mis manos y frente a mis ojos ejemplares y
títulos de Golwarz, cuya existencia libresca desconocía, por ejemplo éste: 126 ensayos de bolsillo y 126 gotas tóxicas
(México, Libro Mex, 1961), donde clausura cada ensayo con un aforismo.
De la presente antología, recuerden que
se trata de una edición digital, lamento que no se haya incluido una fotografía
del autor o algunas portadas de sus libros, cuando están disponibles en el
espacio cibernético, los archivos fotográficos mexicanos y, seguramente, en el
baúl de los recuerdos que sus herederos argentinos arrinconan. Sin embargo, me
he percatado que eso mismo distingue a los escritores raros —ausencia en el
panteón de las letras—, pues hasta la representación iconográfica les ha sido
negada —¿conocen fotografías de Pedro F. Miret?—, no sólo su inclusión en el
canon o la historiografía literaria. Para mí, Golwarz es un escritor raro, otro
más en la historia de la literatura hispanoamericana de los extravagantes, pletórica
de marginales.
Sin embargo, dejemos de lado esta demanda
personal y focalicemos las parcelas de aforismos y microrrelatos que fueron
incluidas en la antología de marras. Ensayos y dramaturgia quedan para otra
ocasión, más propicia para un autor negado, eclipsado en cierta medida por su
talante antiborgeano y anticortazareano. Y para emprender nuevas búsquedas entre
los libros de ocasión que ofrecen esos santuarios de los libros en que se han transfigurado
las librerías de viejo.
Los géneros elegidos fueron los
afortunados, pues ahora fluye el tiempo benévolo en que su marejada va en
ascenso, las sociedades letradas ya no lo miran de soslayo y donde el talante
de Golwarz se explaya con más libertades, artificio, genio, talento y estilo.
Así lo explica el prologuista: “La edición de Gotas tóxicas, en
aforismos o en minificciones, son las muestras de una artesanía verbal que
combina el ingenio de la brevedad con la ironía, el pesimismo, [el] sarcasmo y
un decantado humor.” Apunte al que añado una observación al vuelo: la expresión
aforística desvela una verdad, comparte un empirismo, enarbola una sapiencia
del mundo y atosiga al prójimo con sus puntas de flecha untadas de misantropía.
Por su parte, los microrrelatos, expresión cuentística de la que Golwarz es
un maestro pionero, aparte de solventar epifanías, audacias narrativas y
provocaciones heréticas, solicitan depuradas competencias de lectura en sus planteamientos
narrativos.
Concluyo
con una anécdota para los iniciados, encontré en Infundios ejemplares (México,
fce, 1969), al cuidado editorial del
señor padre de Lauro Zavala, uno de los microrrelatos más breves jamás escritos
y publicados, además de herético —en otros tiempos, su artífice merecería hoguera
de inquisición—, que no transcribo por su extrema concisión y respeto al
virtual lector de esta antología o de los libros que espulgará futuramente en
esos recintos del olvido domiciliados en nuestra ciudad.
Sergio Golwarz, Gotas tóxicas (Aforismos y minificciones), selección y prólogo de Hiram
Barrios, México, Cuadrivio, 2014.
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