NAVEGACIÓN DOMÉSTICA
Para mis amigos chilenos de la Universidad de Concepción.
Desde la playa los mirábamos. Seguían la vida cotidiana sin sobresaltos, su casa mecida por las olas, ahora sosegadas. Ella seguía barriendo la estancia; él continuaba leyendo el diario; el niño, apenas alterado, rebotaba su pelota en el pórtico de la casa, levemente bañado por el vaivén del agua salada.
Como la casa ya se alejaba hacia el mar sin horizonte, les dijimos adiós con las manos. El niño no dejó de jugar cuando ondeaba su mano para respondernos. La casa de madera se bamboleaba suavemente, mientras las olas apacibles la seguían alejando del arraigo de su domicilio.
Habitación 31, Pía Aldana. |
Nota bene: Por no ser residente permanente, no puedo participar en el concurso de cuento Concepción en Cien Palabras, http://www.concepcionen100palabras.cl/2012/, que promueven varias instituciones culturales chilenas. Dejo aquí para su solaz y regocijo esta colaboración.
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