Schwob entre nosotros
Como buen practicante del género ponencia, expongo aquí el abstrac de mi ponencia en el Segundo Encuentro de Microficción, que lleva por título La estela de Schwob.
PONENCIA: “La estela de Schwob”.
SINOPSIS: Ya establecidas las nomenclaturas del género, concluidas sus antologías generales y monográficas, regionales y autorales, y sancionadas las teorías que lo legitiman, conviene hurgar en los sustratos, estratos y trasplantes en que se estableció la tradición, arte poética e historiografía literaria del benjamín de las narrativas: el cuento brevísimo. He ahí las nuevas tareas del historiador y analista literarios para la segunda década del siglo.
Consecuentemente, en el epicentro del microrrelato mexicano Marcel Schwob fue un temblor de agua cuyas ondas irrigaron las prosas breves de Julio Torri, Alfonso Reyes, Genaro Estrada, Mariano Silva y Aceves, Francisco Monterde, Julio Jiménez Rueda, Edmundo Valadés, Juan José Arreola, Raúl Renán, Augusto Monterroso, José de la Colina, José Emilio Pacheco, Guillermo Samperio, Felipe Garrido, Javier García-Galiano, entre otros protagonistas de la literatura minúscula. Como su traductor, Pacheco declaró sobre el escritor galo: “Schwob fecundó de manera imprevisible la literatura de nuestros países.”
En “La estela de Schwob” analizo la presencia y vitalidad del escritor francés en la minificción mexicana del siglo pasado, además de documentar su influjo, recepción, traducciones al español latinoamericano y legado al acervo literario mexicano, donde dejó una impronta indeleble.
La foto del maestro pertenece al volumen Vidas imaginarias, traducción de Ricardo Baeza, Emecé Editores, Buenos Aires, 1944. (Los Libros Evocadores)
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