miércoles, 10 de junio de 2015

CUATRO MANOS CONTRA ALÍ

Hacia una arqueología de la vidita literaria
Por los buenos oficios y la gentileza de Homero Quezada, recupero un ejemplar de una antigua revista literaria que nació para fenecer en el segundo número, Raíz de Tinta, donde nos aplicábamos como amanuenses, negros y paleros del señor director. A cuatro manos, Homero y yo realizamos la siguiente entrevista con el poeta nayarita en su domicilio de la colonia San Miguel Chapultepec. Afortunadamente, el archivo digital también fue rescatado por mi compadre Homero. Espero hacerlo público muy pronto, pues la voz marinera de don Alí, entreverada de whisky, pondera en severidad su mundo; el tín tín de los vasos, el glú glú de los tragos, inmensas risas ebrias y el entrechocar de los hielos se registra en la cinta de audio, ¡ah, los noventa! Pura arqueología de la vida cotidiana en la vida del poeta y los afanes de los aprendices, escritores fantasmas entonces, para llevar un taco a la mesa.
La hacemos pública por dos sencillas razones: a) como rescate documental, ya que no se conoce, pues no es usual encontrarla en la bibliohemerografía chumacereana y porque en su momento pasó desapercibida; sin embargo, un libro peregrino, que recoge testimonios del maestro, usurpó el título de la entrevista; b) en mi carrera como periodista cultural, la considero uno de mis primeros trabajos profesionales. Hubo otros, pero nada tan memorable como el presente.












Homero Quezada y Javier Díaz Perucho, “El brillo del silencio. Entrevista con Alí Chumacero”, en Raíz de Tinta. Revista de Literatura, México, año 1, núm. 1, mayo, 1993, pp. 16-23. Fotografías de Jorge Lépez. 

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