sábado, 30 de abril de 2011

PONERLE AL CUENTO




l Comité Editorial de La Internacional Microcuentista. Revista de Microrrelatos y otras Brevedades, con el apoyo de Macedonia Ediciones, convoca al I CERTAMEN MUNDIAL DE MICRORRELATOS.

Bases:
1. Podrán participar personas de cualquier nacionalidad mayores de 18 años.
2. No podrá participar ningún miembro del Comité Editorial de La Internacional Microcuentista, ningún miembro de Macedonia Ediciones y tampoco los parientes en primer grado (padre, hermano, hijo) de los miembros del comité editorial de La Internacional ni de Macedonia Ediciones.
3. El tema del concurso será libre.
4. El microrrelato deberá estar escrito en castellano y ser inédito: no puede haber sido publicado con anterioridad en ningún espacio físico (libros, revistas, prensa, etc.) ni virtual (blogs, revistas digitales, portales web, etc.). Tampoco podrá estar participando en otro concurso ni esperando fallo de un concurso de la actualidad.
5. El microrrelato no podrá superar las cien (100) palabras, título incluido.
6. Cada concursante deberá enviar su texto al correo mundialdemicrorrelatos@gmail.com. El asunto del correo deberá ser I CERTAMEN MUNDIAL DE MICRORRELATOS. Un correo con otro asunto no entrará a participar en el concurso.
7. El microrrelato deberá ser enviado como cuerpo de texto con la firma del autor al final, o el seudónimo si lo prefiere. Los textos que se envíen con archivo adjunto no entrarán a participar en el concurso.
8. Cada concursante podrá enviar un (1) solo microrrelato.
9. Se seleccionarán diez (10) microrrelatos semifinalistas, tres (3) finalistas y un (1) ganador. El concurso podrá declararse desierto. De acuerdo con el nivel literario de los microrrelatos, La Internacional podrá armar una antología digital con una selección de microrrelatos, si así lo llegara a considerar.
10. Los finalistas y el ganador serán elegidos por un jurado de especialistas conformado por renombrados escritores, cultores y estudiosos del microrrelato. Raúl Brasca, reconocido antólogo, cultor y escritor argentino de microrrelatos desde hace más de 20 años; Eduardo Berti, traductor, periodista y prolífico escritor argentino que ha sido traducido a más de cinco idiomas, y Francisca Paqui Noguerol, doctora en filología hispánica y profesora de Literatura en la Universidad de Salamanca, en España.
11. Cortesía de Macedonia Ediciones, el ganador recibirá como premio un lote de libros de microficción. Los otros dos finalistas, recibirán un libro cada uno.
12. Si un microrrelato no cumple con alguna de estas bases, el concursante será descalificado.
13. El concursante podrá enviar su microrrelato hasta el 30 de junio de 2011. Si un microrrelato llega después de esta fecha, no entrará a participar.
14. Durante el mes de julio se anunciarán los finalistas y el ganador del concurso.
15. El envío de trabajos implica la aceptación total de estas bases.

jueves, 28 de abril de 2011

DUBLINESCAS

10 maneras de ser para escribir microrrelatos

Esteban Dublín

1. Sé respetuoso. La literatura ha dado grandes maestros que pueden enseñarte. Antes de escribir, por favor, lee.
2. Sé implacable. Escribe tu historia como la sientes. Cuando escribes con sinceridad, dejas que hable tu corazón.
3. Sé inconforme. Aun cuando creas que tu micro está listo, reléelo y enfréntate a él. Puede ser una batalla feroz, pero al final, ambos terminarán ganando.
4. Sé riguroso. No dejes ninguna palabra al azar. Tienes muchas cosas para decir y poco tiempo para convencer.
5. Sé iluso. Deja que tu imaginación llegue donde tu razón no te deja. Lo peor que puede pasar es que encuentres algo nuevo que decir.    
6. Sé humilde. No subestimes la inteligencia del lector. Por más grande que te sientas, siempre lo tendrás a él como tu juez.
7. Sé travieso. Diviértete con lo que escribes. Si logras sacarle una sonrisa al lector, no importa cómo denominen tu texto. Ya hiciste algo grande.
8. Sé persistente. Si tu historia no convence, escribe otra. En algún momento, la cadena se soltará a tu favor.
9. Sé agradecido. Tienes dones y facultades que otros ni siquiera imaginan. Hay problemas reales en el mundo más allá de que a unos cuantos no les guste lo que escribiste.
10. Sé necio. Nadie puede decirte como escribir.


Otros mandamientos, otras lecturas de Esteban Dublín:
Preludios, interludios & minificciones. Relatos e imaginarios para digerir en 5 actos, Bogotá, Adéer Lyinad Ediciones, 2010, 118 pp.
El cuaderno de su escritura: 
estebandublin.blogspot.com

Decálogo inédito cedido gentilmente por su autor para ser expuesto en esta bitácora.

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martes, 26 de abril de 2011

ESCRITURA MINIADA


El arte del microrrelato


La microficción nos obliga a pensar en las formas tradicionales de representación literaria. Implica una nueva puesta en escena de los géneros.
Como ya es costumbre, los autores de microrrelatos han variado tanto los recursos que ya es imposible dar cuenta de ellos. Uno de esos procedimientos, como muestra de su ingenio, es el metacuento, el cuento de otro cuento, estrategia sherezadeana que no le ha sido ajena. Otro es la metaficción, que ha servido a los escritores para reflexionar sobre la literatura en sí misma.
Los recursos narrativos del microrrelato van de la prosa poética, el narrador omnisciente, a la denuncia social, y los componedores de cuentos se valen de la zoología fantástica para recrear conflictos humanos, pero también de la viejísima treta del palimpsesto, el relato montado sobre otro camello narrativo para dar origen a uno más, impensado en el texto madre.
Con las sales del humor y los ácidos de la ironía diluyen en el reino de la ficción el orden social preestablecido, corroen los cánones de convivencia artística y socavan las identidades de los principios de realidad que encarnan los personajes.
La minificción comparte ciertas características con otros géneros donde la brevedad es la máxima de exposición. Así, por ejemplo, la fábula, el aforismo, la greguería o la adivinanza, tienen su virtud en la estricta economía verbal. Economía que no admite despilfarros, escamoteos, fraudes, ni mucho menos operar en números rojos. Por el neoliberalismo de la palabra, la economía de esta literatura no admite saldos negativos.
El microrrelato no es la cruza indiscriminada de los géneros, sino un género nacido en la modernidad, que se gobierna por reglas intrínsecas a él, cuya extensión forma un rasgo supeditado a las normas de la composición literaria, heredadas de la cuentística tradicional; es decir, de los diferentes estatutos narrativos que han conformado un canon, una tradición o una corriente estética.
Ciertamente, el microcuento es afín a las estéticas más innovadoras del siglo xx, y aunque éstas hayan perdido su carácter vanguardista, la microficción sigue teniendo un impulso y un vigor inacabado. De hecho, en el mar de las industrias narrativas, ésta se ha forjado un espacio indisputable, pues ya dispone de un público, el orbe editorial promueve sus antologías, la tradición académica lo ha vuelto objeto de sus acosos críticos, además confecciona programas educativos, y la república literaria se solaza en y con las novelerías de la microficción.

ADELANTO DEL DÍA TRES




3ra. JORNADA FERIAL DE MICROFICCIÓN
Feria del Libro de Buenos Aires Predio Ferial de Palermo
Sala Roberto Arlt
3 de mayo de 2011

Coordinador general: Raúl Brasca

Agustín Monsreal
INVITADO ESPECIAL

Por tercer año consecutivo, se realizará la Jornada Ferial de Microficción en el marco de la 37a. Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, coordinada por el escritor y antólogo Raúl Brasca. Será el día 3 de mayo, de 18:30 hs. a 22:00 hs, en la sala Roberto Arlt.
Como novedad, este año habrá un invitado especial extranjero, don Agustín Monsreal, que llegará especialmente desde México para participar en la Jornada. Además de los altos méritos que ostenta como cuentista y microficcionista, la excelencia de su obra, el hecho de que esté ligado al género desde los lejanos tiempos de la revista El Cuento  y que haya seguido en la brecha hasta hoy, lo hacen el microficcionista ideal para asistir al evento como personalidad extranjera invitada.  Monsreal formó parte del consejo de redacción de la legendaria revista El Cuento que también integraron Juan Rulfo y otros próceres de la literatura mexicana. El Cuento reconoció de hecho la microficción antes de que lo hiciera la Academia, y sus páginas dan cuenta de su desarrollo.
 19:30 hrs.
Entrevista con Agustín Monsreal
Entrevistadores: Ana María Shua y Raúl Brasca
20:00 Preguntas
 20:05 hrs. Receso
 21:35 hrs. Mesa de Lectura
Agustín Monsreal, Ana María Shua



Más sobre don Agustín en su página web:

sábado, 23 de abril de 2011

NANALOGÍAS

Caja de herramientas

Nana Rodríguez Romero

1. Considera el arte de pergeñar minificciones, minicuentos, microcuentos y demás entidades breves, como un oficio para crear objetos con herramientas adecuadas.[*]
2. Que tu pequeña obra sea como un tridente: con ingenio, con sustancia, con un aguijón en uno de los dientes.
3. Para la extensión, busca en el fondo de tu caja el calibre. Con esta herramienta puedes medir centímetros, milímetros o lo que el canon diga. No siempre el tamaño revela el asombro, la perplejidad, o la sorpresa. Que los concursos y su conteo de palabras no sean el indicador de tu destreza.
4. Si después de un aguacero de ideas, emociones y palabras, la inundación es evidente, nada mejor que una esponja para absorber los excesos. Esta herramienta es de doble filo, tu texto se puede convertir en poderosa esponja, menuda en la superficie pero enorme en la sustancia.
5. El resorte es un fantasma que surge en los avatares de la creación, este maravilloso instrumento te lleva al diálogo con otros textos de la cultura universal. Sus saltos pueden abarcar eones en tan solo una o dos líneas de extensión.
 6. Cuando los caballos encabritados de la imaginación, se desboquen por la selva del lenguaje, busca un potro de herrar, así tus caballos serán elegantes y pausados. ¿Tu reino por un caballo?
 7. Si tu material ya está en frío, nada mejor que un buril para cortar o desbastar adjetivos, largas descripciones y nombres inútiles. Recuerda que el buril se utilizó en las primeras formas de escritura.
 8. Si pierdes la llave del cofre donde duermen algunas joyas difíciles de dar a luz, usa la ganzúa, con paciencia y delicadeza lograrás abrir la cerradura.
 9. Si tus desvaríos hacen un festín de exhibiciones, es hora de buscar el atornillador para apretar algunos de esos tornillos egocéntricos, que a veces opacan el brillo de tus bruñidas piezas.
 10. No hagas caso a cajas de herramientas como ésta, busca tus propios utensilios y sobre todo: Lee a los maestros, no hay mejor caja de herramientas.

Del libro inédito, Universos.

[Edición no venal.]


Otras lecturas, otros mandamientos de Nana Rodríguez Romero: Elementos para una teoría del minicuento, Tunja (Colombia), Colibrí Ediciones, 1996, 140 pp.; El sabor del tiempo (Minificciones), Tunja, Colibrí Ediciones, 2000, 58 pp.; Efecto mariposa. Minificciones, Tunja, Colibrí Ediciones, 2004, 75 pp.



[*] En honor a Javier Perucho.

domingo, 17 de abril de 2011

DECÁLOGO NEUMAN

10 microapuntes sobre el microcuento

Andrés Neuman

La vocación de todo microcuento decente es crecer sin ser visto.

No es lo mismo lo breve que lo corto: lo breve calla a tiempo, lo corto antes de tiempo.

Lo más raro del microcuento no es su extensión minúscula, sino su radical estructura.

Los personajes del microcuento caminan de perfil.

La tentación del chiste es la termita del microcuento.

Todo microcuento empieza entre comillas y termina en puntos suspensivos.

Puntuarlo con bisturí.

Los verbos vuelan, los sustantivos corren, los adjetivos pesan.

El microcuento necesita lectores valientes, es decir, que soporten lo incompleto.

Cuanto más breve parezca, más lento ha de leerse.

Fuente: El País, 1 de octubre, 2007.


[Edición no venal.]



Otras lecturas, otros mandamientos de Andrés Neuman: 
El equilibrista (Aforismos y microensayos), 
El Acantilado, Barcelona, 2005. 
Otras lecturas: Martín Gardella, “Breve entrevista a Andrés Neuman”, en Internacional Microcuentista, http://revistamicrorrelatos.blogspot.com/2011/04/breve-entrevista-andres-neuman.html

viernes, 15 de abril de 2011

LOS LIBROS DEL BLOG


Celulosa, internet o tijera

Mucha y buena literatura tiene asiento y sustento en las bitácoras de escritura que el ciberespacio sanciona. Incluso hay quien puede afirmar que la mitad de la literatura del hoy se encuentra en internet, Andrés Neuman así lo pontificó en una entrevista virtual. Creo que hay verdad en sus palabras. También creo que este soporte de la escritura se ha convertido en un vertedero, donde se airea desde la pobre vida del vecino hasta la insensatez de que el libro es una especie en estado de extinción.
La crisis en que encalló el periodismo, permitió que cualquier ciudadano estampara en la red su visión del mundo. Los mundos de papel que el diarismo animaba fue complementada o relevada por los soportes que facilita el mundo libre de internet. Desde entonces, ya probada su eficacia por los profesionales y amateurs de la escritura, el blog y otros soportes multimediales pasaron a formar parte de sus quehaceres y deberes con la palabra escrita. Así, el blog se convirtió en su soporte, vía de transmisión y medio conservacionista. Sin embargo, qué sucede cuando ese ejercicio escritural abandona los soportes virtuales para estamparse en celulosa. ¿Su audiencia se amplía? ¿Sufren cambios los contenidos, por aquello de que el medio es el mensaje? ¿La interacción autor-lector se modifica? Meras preguntas que me hago al calor de las teclas mientras hojeo la edición de El último cuaderno. Textos escritos para el blog, aquel espacio virtual que José Saramago mantuvo hasta pocos días antes de su fallecimiento, que aún sigue vigente en el ciberespacio, http://www.josesaramago.org/?lan=es, auspiciada por la Fundación Saramago.
El libro de Fernando Valls, Los microrrelatos de La Nave de los Locos, comentado aquí en su momento, fue el primer libro del que tuve noticia que se desprendió de la red de redes para imprimirse en las ventajas que ofrece el papel. Y su dimensión fue la primera sorpresa. La amenidad gráfica de la edición fue otra. Recorrer a capricho sus estancias, dialogar con sus huéspedes y la sensación física de su volumen fueron otras más. Obviamente, pertenezco al antiguo régimen de la lectura, por ello prefiero el aire que me conceden los folios para mi solaz, instrucción y crecimiento.
Por su naturaleza, el libro me permite transportarlo, hojearlo, regresar al pasaje memorable o repetir el oscuro; por su parte, la bitácora requiere de un intermediario para que su lector pueda interactuar con él. El libro todavía mantiene sus ventajas sobre cualesquier soporte de lectura virtual. Apunto una sola: la economía del libro, pues su lectura aún es más económica. No me extiendo en los detalles, pero sólo piénsese en la inversión para acceder al libro electrónico, el blog, la página web y sus instrumentos: la pc, el Ipad o cualesquier otro mecanismo de lectura, transporte y difusión electrónica, instrumentos que ofrecen estatus, alternativas del ocio, entretenimiento. El libro tiende un diálogo, la posibilidad de acercarme al mundo, autoconocimiento.
Ahora me concentro en el libro desgajado del blog de Saramago.

[Continuará…]



El último cuaderno. 
Textos escritos para el blog. 
Marzo de 2009-junio de 2010, 
prólogo de Umberto Eco, 
traducción de Pilar del Río, 
México, Alfaguara, 2011, 281 pp.

viernes, 8 de abril de 2011

MANDAMIENTO DEL ESCRIBIR MINIADO

MINIDECÁLOGO DE LA LEY DEL MINIRRELATO

Raúl Renán

1) Todo es incipit.
2) Omnipersonaje.
3) Esencia de la esencia.
4) Nadanécdota.
5) Tensión contención.
6) Candado verbal.
7) Honduración.
8) Instantaneidad.
9) Amoral.
10) Vida in nucce.

México, marzo, 2002.

[Edición no venal.]

Otras lecturas, otros mandamientos de Raúl Renán: 
Los silencios de Homero, prólogo de Rubén Bonifaz Nuño, México, Aldus-uam, 1998.
Cuadernos en breve, México, Sogem-ipn, 1999.
Gramática fantástica, México, issste, 1999.


Fuente: El cuento jíbaro. Antología del microrrelato mexicano, estudio preliminar, selección, epílogo y cuentalia de Javier Perucho, México, Ficticia-Universidad Veracruzana, 2006, p. 121. 

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miércoles, 6 de abril de 2011

BAUTISMO DEL GÉNERO


MARIANO SILVA Y ACEVES

El componedor de cuentos
Los que echaban a perder un cuento bueno o escribían uno malo lo enviaban al componedor de cuentos. Éste era un viejecito calvo, de ojos vivos, que usaba unos anteojos pasados de moda, montados casi en la punta de la nariz, y estaba detrás de un mostrador bajito, lleno de polvosos libros de cuentos de todas las edades y de todos los países.
Su tienda tenía una sola puerta hacia la calle y el estaba siempre muy ocupado. De sus grandes sacaba inagotablemente palabras bellas y aun frases enteras, o bien cabos de aventuras o hechos prodigiosos que anotaba en un papel blanco y luego, con paciencia y cuidado, iba engarzando esos materiales en el cuento roto. Cuando terminaba la compostura se leía el cuento tan bien que parecía otro.
De esto vivía el viejecito y tenía para mantener a su mujer, a diez hijos ociosos, a un perro irlandés y a dos gatos negros.


Fuente
Mariano Silva y Aceves, Campanitas de plata, 
grabados de Francisco Díaz de León, 
México, Editorial Cultura, 1925.

[Difusión no venal.]

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lunes, 4 de abril de 2011

PARTIDA DE NACIMIENTO


JULIO TORRI

Werther
Aquella noche estaba atareadísimo escribiendo una carta a cierto amigo mío, cuando de la vecina habitación percibí un sordo rumor semejante al que producen dos personas que conversan sigilosamente. Debo abrir aquí, bondadoso lector, un paréntesis, y deciros que yo estaba completamente solo en la casa y que ésta era grande y espaciosa, negra y obscura, y que más aspecto presentaba de sombrío convento que de humilde casa habitación. El terror que de mí se apoderó fue tal que mis labios no pudieron articular un solo grito ni mis músculos hacer un solo movimiento, pocos momentos permanecí en este estado pues pude reponerme pronto, no sin hacer antes un gran esfuerzo sobre mí mismo, y verdaderos derroches de valor y energía. El ruido de voces continuaba tan quedamente como antes y sin percibirse una sola palabra. Llegaban a mis oídos como un lejano murmullo y por más esfuerzos que hice por distinguir el timbre de las voces no pude obtener ningún resultado. Me levanté suavemente y andando de puntillas me aproximé a la puerta que comunicaba con las dos habitaciones y que estaba entreabierta, apliqué el oído a la cerradura y conteniendo los vuelcos de mi corazón oí estas terribles palabras, proferidas con robusta y grave voz, que a mí me pareció cavernosa y hueca: “—Matémosle, está solo y carece de armas, tú le impedirás hablar colocándole las manos en la boca mientras que yo le hundiré este puñal que pende de mi cinto; él caerá en tierra y seremos tan hábiles que aprovecharemos el momento en que el terror le enmudezca.” Yo no pude contenerme, lancé un grito y desperté: me había quedado dormido sobre el Werther.

La Revista, Saltillo, Coahuila, 1 de febrero, 1905. 

sábado, 2 de abril de 2011

PERE, EL BENEVOLANTE


La zapatería de Miret
Singulares, ocultos, raros o malditos hemos llamado a esa peculiar genealogía de escritores, habitualmente fuera de los cánones debido a circunstancias extra literarias, su temperamento, la falta de ponderación crítica o incluso por ignorancia. Para combatir esas formas sublimes de la exclusión en Hispanoamérica se ha gestado incluso una “teoría de los raros” que pretende explicar los porqués de su ausencia en las historias literarias y los acervos culturales, además de perfilar la naturaleza literaria de la rareza para dirimir sus relaciones con el canon, la crítica y la academia. No abundan sus epígonos, pero ya se busca la morfología literaria de lo raro en esos escritores que no cohabitan en las historias literarias de uso corriente y no fueron incluidos en los manuales, pero mantienen una cofradía de lectores que procuran llevarlos a la palestra para documentar sus aportes al acervo cultural de una nación.
México no podría quedarse fuera de esa demografía de la exclusión, donde acampa una tribu de literatos que parcial o totalmente han quedado relegados, por ninguneo o desconocimiento, de los patrimonios tangibles. Expongo dos ejemplos para ilustrar el susodicho. Santiago Sierra Méndez quedó fuera del de la historia cultural del siglo xix, tal vez, justifico yo, ¿por su muerte prematura? Del poeta de las coplas populares Carlos Rivas Larrauri, dónde y quién nos informa de su vida y obra eclipsadas en la centuria pasada, si no es que recorriendo las librerías de viejo o los bajos fondos de La Lagunilla, en el caso del vate. En el de Sierra Méndez, los fondos reservados de cierta biblioteca pública.
La aparición reciente de Singulares, serie capitaneada por el cuentista distinguido Mario González Suárez, acarrea títulos y nombres si no célebres, sí de escritores que quiero distinguir con el nombre de raros —“inclasificables” los han llamado incluso—: Rubén Salazar Mallén, Calvert Casey, Osvaldo Lamborghini, Pedro F. Miret, entre otros de una nómina de futura impresión, que han dejado una estela en los confines por su escritura.
La disposición asequible, aunque con elevado precio, en librerías de La zapatería del terror, de Pedro Fernández Miret, su nombre ciudadano, motivan estas consideraciones sobre una constelación de literatos que, por razones de la moda y el mercado, viven relegados, tristeando en el olvido. El reciclaje de los bienes culturales apuestan lo suyo en las empresas de rescate.
Pedro F. Miret, su nombre de pluma, es el paradigma de los escritores raros en México, ya que recopilar la información disponible sobre su vida y obra regadas en alguna historia, cierto diccionario, meras antologías acarreará cierta desilusión al buscador, pues apenas hallará unas notas sueltas, una semblanza borrosa, una obra inconclusa, una pobre iconografía y su obra descatalogada, pero ése ha sido el perfil del raro. Más de uno se sobresaltará al enterarse de los saberes y habilidades, disciplinas y trayectorias en los que invirtió su tiempo vital: después de titubeos en la firma, signó su nombre literario como Pedro F. Miret, hijo único de Enrique Fernández Gual y Ana Miret Feliú, nació el 22 de abril de 1932 en Barcelona, España. Expulsada su familia por la guerra civil española, en el puerto de Veracruz desembarca del Sinaia el 13 de junio de 1939. Realizó la educación primaria, secundaria y el bachillerato en el Instituto Luis Vives. En 1951, ante las dudas de Miret sobre dedicarse al cine o la publicidad, Luis Buñuel lo invita a la filmación de Subida al cielo. En 1953 ingresa a la unam, donde se inscribió en la Escuela Nacional de Arquitectura, de la cual egresó con la tesis “Centro de Estudios Mexicanos en Oaxaca, Oax.”, en 1961. Escribió los guiones de las películas La Puerta (1968, Arturo Ripstein); La hora de los niños (1969, Arturo Ripstein); Arde baby, arde. Burn, Baby, Burn. Lucky Johnny Born in America (1970, José Bolaños); Nuevo Mundo (1976, Gabriel Retes); Cananea (1977, Marcela Fernández Violante); Bloody Marlene (1977, Alberto Mariscal); El brazo de oro (1978, Alberto Mariscal); Historias violentas (1984, Víctor Saca, Carlos García Agraz, Daniel González Dueñas, Diego López y Gerardo Pardo). En dos ocasiones recibió un Ariel, en 1976 por el diseño de la escenografía de El hombre de la media luna, adaptación de Pedro Páramo, dirección de José Bolaños; y en 1979, un Ariel de Plata por el argumento original de Bloody Marlene. Su primer libro de cuentos fue publicado en 1964, Esta noche… vienen rojos y azules (México, Editorial Hermes). En 1973 apareció Prostíbulos (Buenos Aires, Ediciones de la Flor); en 1978, La zapatería del terror (México, Grijalbo); en 1981, Rompecabezas antiguo (México, fce). Murió de un infarto masivo el 22 de diciembre de 1988 en Cuernavaca, Morelos. Sus restos fueron cremados. En 1989 fue publicada la edición póstuma de Insomnes en Tahití (México, fce), su única novela. Arquitectura, fotografía, dibujo y periodismo siguen desvalagados, sin registro cierto.
Ahora bien, los cuentos de La zapatería del terror, con amena aunque avara introducción de Gerardo Deniz, a saber, “Zoo: léase Zu”, “Recuerdos de un benevolante”, “Invierno de 1893” y “La zapatería del terror”, permitirán a los nuevos lectores acercarse a un territorio narrativo harto singular, pues no los impulsan los grandes acontecimientos, ni los pueblan los fenecidos héroes civilizatorios. La gente menuda —el mesero, la maestra, el estudiante, el huérfano o el maquinista— catapulta esas narraciones en las que un símbolo no las rige, ni las clausura una epifanía. Corrijo al calor de las teclas: incentivan muchas infracciones sin castigo. Si los acontecimientos son menores, los sentimientos no los mandatan y los grandes temas tampoco tienen asiento en ellas, entonces ¿qué cuenta Miret? Aunque marcar las pautas de los respectivos argumentos, insumo cierto de la reseña, es tarea asumida por cada lector, aquí señalo sólo y nada más los atributos generales de su cuentística. Apunto algunas, dadas las exigencias del espacio concedido.
La distinción más conocida son los puntos suspensivos, recurso que sobreabunda no sólo en sus narraciones, también embachan su trabajo periodístico, guionismo cinematográfico, dramas inéditos y en su única novela, en los que asumen funciones espacio-temporales, cambios de sujeto, silencios, tránsitos, pausas, acercamientos… Asimismo se convertirán en la prueba de lectura a sus novísimos receptores, adeptos a prosas apacibles, sin contingencias sintácticas. Los diálogos son minimalistas; la descripción es la llave maestra en las narrativas de Pere, cuya piedra de pípila fue la arquitectura.
Los personajes miretianos no sufren ninguna peripecia, tampoco se congracian con alguna revelación postrera, entonces la historia con una anécdota raquítica, se vuelve un horizonte continuo que hay que remontar cual galeote, si el propósito de lectura es el rito de iniciación que ofrece la nueva edición de La zapatería del terror; imponerse a sus exigencias de lectura redituará en un descubrimiento, en la revaloración de un habitante del olvido. No apunto más, pues al iniciado le corresponde ejercer sus políticas de la glosa y al benevolante, una cálida recepción.
El impulso de Singulares, la reedición de obras olvidadas y la nueva circulación del libro cuentístico de Miret, la república de los poetas vivos, la crítica académica y la historiografía literaria cumplen la función social del rescate patrimonial, además de divulgar un saber literario y, de paso, enmiendan sus yerros.






Pedro F. Miret, La zapatería del terror, prólogo de Gerardo Deniz, México, cnca, 2010, 273 pp. (Singulares)