domingo, 9 de junio de 2013

EJERCICIOS DE ESTILO


ESTE HOMBRE

Concepción Carreto Carrasco

Hombre que por amor arropó entre sus brazos a la princesa amada y se fundió con ella formando así templos piramidales que rozan el cielo.
Ella tranquila cerró sus ojos, abandonándose en un viaje onírico eterno, mientras él contemplaba con gran nostalgia su despedida.
Inconforme, este hombre guerrero levantó de nuevo sus armas, de escudo su propio cuerpo, adquirió una piel de roca, flechas incandescentes arrojadas desde su corazón. Su resignación momentánea, en lluvia arenosa se manifestaba.
Pasó el tiempo y con él nuevas generaciones que no presenciaron este dolor, confiadas a su pasividad expresada en forma de cerro, a sus alrededores se establecieron.
Atribuyéronle significados varios, lo sentían cercano, contemplativo… más la tranquilidad se acabó, ahora que este hombre guerrero que por amor se convirtió en roca, ceniza y lava de nuevo se manifiesta.


POPOCATÉPETL, EL VIGILANTE DE UN PUEBLO

Javier Martínez Rodríguez

Popocatépetl,
o como todos lo llaman, don Goyo,
siempre orgulloso y estoico,
como un vigilante que observa a su pueblo.

Don Goyo, todos te observan,
eres el alma de un pueblo que te venera,
te admira y te respeta.

Don Goyo, eres como un tlatoani grandioso,
grande y maravilloso,
lleno de vida y esperanza.

Don Goyo eres grande, das fortaleza,
sin embargo, también nos das muerte
para comprender el significado de la vida.

Don Goyo, tan cerca y tan lejos,
yo sé que estoy de paso y
tú te quedas vigilándonos.


DON GOYO

Ana E. González Servín

Fue en un atardecer del mes de mayo.
Estabas allí, en medio del smog
Que dificultaba ver tu rostro
Pero conforme me acerqué
Te vi inmóvil, distante…
Observando todo lo que sucedía
A tu alrededor
 No te hizo falta pronunciar
Palabra alguna, pues tu sola
Presencia se impone.
Algunas veces, aparentas
Ser cálido, otras frío,
Y me pregunto qué es lo que
marcó tu alma,
los que saben dijeron que
Albergas un gran dolor
En lo más profundo de tu ser, pues
En tu juventud, perdiste a tu gran
y único amor.
Supongo que el cariño
Que te brindan los que te
Quieren no es suficiente
Para cubrir tu gran pérdida.
Por eso algunas veces, desesperas,
pareces explotar, pero finalmente
Retomas la serenidad y vuelves
A tu soledad.
Y los demás no podemos hacer nada,
Más que desear que los dioses te den
Tiempo, sí, aún más tiempo,
Para alcanzar un poco de consuelo
En éste que es tu suelo.



HAGAMOS LODO
Xóchitl Pérez Evaristo

Rostro cubierto de cenizas
pasado cubierto de nostalgia.
Nostalgia de aquellos tiempos
donde las fumarolas
dibujaban a los amantes.

Amantes que un día se entregaron.
Frente a los volcanes inmóviles
consagraron su pasión.
Ella de ojos verde mar,
Él peliculesco y desmirriado pintor.

El retumbar de lo profundo de la tierra
sacudía el rocío de las flores.
Las gotas cristalinas eran
consumadas por la piel,
esfumándose en breves hilachos.

La brisa de la mañana acompañó
las primeras pinceladas
de un paisaje cubierto de cenizas.
Y embalse rojo de la pasión
que emerge de la fisura del corazón.

La historia expulsada desde el interior
reclama el olvido permanente
de un tiempo bueno que no volverá.
El inmenso malestar del volcán
desata el paroxismo por los cuerpos.

De lava se cubrirá la memoria
y los cuerpos trenzados perecerán.
Los amantes al fuego se van y
en cenizas se convertirán.

En otro tiempo despertarán
reanimados por la caída del rocío,
penetrando suavemente las cenizas
y de aquellas lodo se hará
y el lodo en cuerpos se convertirán. 



Javier, Ana y Concepción, alumnos del Taller de Artes Literarias, autores de las composiciones cuyo estímulo de escritura fue Don Goyo, nuestro Popocatepetl. 
El último poema pertenece a Xóchitl, quien no aparece en la foto, pero es alumno de otro taller.
Gracias a los cuatro por su confianza y generosidad.