lunes, 30 de julio de 2012

PROHIBIDO FIJAR CARTELES

La técnica del escritor en trece tesis

Walter Benjamin

I. Quien tenga la intención de escribir un gran libro, ha de vivir a gusto y procurarse, tras haber concluido su trabajo, cuanto no estorbe la continuación.
II. Habla si quieres de lo que ya has hecho, pero mientras te encuentres trabajando no lo leas en público. El placer que obtengas de ese modo ralentizará tu ritmo de trabajo. Si sigues esta norma, el deseo creciente de comunicar lo hecho será un motor para acabar tu obra.
III. En cuanto a las circunstancias de tu trabajo, intenta sustraerte a la mediocridad de la vida cotidiana. La tranquilidad a medias, si se da acompañada por ruidos triviales, resulta humillante. Por el contrario, el acompañamiento de un estudio para piano o de una verdadera algarabía puede llegar a ser tan importante para el trabajo como el silencio perceptible de la noche. Éste te agudiza el oído interior, y aquél es en cambio la piedra de toque de una dicción cuya copiosidad va sepultando hasta los ruidos más excéntricos.
IV. Evita usar otras herramientas que las tuyas. El aferrarse con pedantería a cierto papel, cierta tinta, cierta pluma, es beneficioso. El lujo no resulta imprescindible; sí la abundancia de estos utensilios.
V. Nunca permitas que ningún pensamiento te pase de incógnito; y ve tomando notas con el mismo rigor con que las autoridades toman nota de los forasteros.
VI. Busca que tu pluma se resista a la llegada de inspiración; así la atraerá como un imán. Si eres muy cuidadoso en el redactar una ocurrencia, ésta se te entregará finalmente a través de un despliegue más maduro. El hablar conquista al pensamiento; escribir lo domina.
VII. No dejes de escribir porque nada se te ocurra. Es un mandamiento del honor literario sólo dejar de escribir cuando hay que cumplir una obligación (acudir a una comida o a una cita), o cuando la obra esté acabada.
VIII. Si encuentras que te falta inspiración, súplela pasando a limpio lo ya escrito. La intuición acaba despertando.
IX. Nulla dies sine linea, mas sí alguna semana.
X. No pienses que una obra está perfecta si no has trabajado en ella alguna vez desde la tarde de un día hasta la mañana del siguiente.
XI. No redactes el párrafo final en la habitación en donde escribes. En ella no hallarías el coraje necesario para acabarla.
XII. Fases de la redacción: pensamiento, estilo y escritura. Pasar a limpio sirve para que la atención vaya centrándose en la caligrafía. El pensamiento matará la inspiración, el estilo encadena al pensamiento, y por fin la escritura licencia el estilo.
XIII. La obra es la máscara mortuoria sobre el rostro de la concepción.


Walter BENJAMIN, “Prohibido fijar carteles”, en Calle de dirección única, traducción de Jorge Navarro Pérez, Madrid, Abada Editores, 2011, pp. 35-36.

EDICIÓN NO VENAL

viernes, 20 de julio de 2012

COLOFÓN INÉDITO



El florilegio de
Circo de pulgas. Minificción peruana.
Estudio y antología (1900-2011),
fue cosechado por Rony Vásquez Guevara,
cultor de breves brevísimos a la vez que historiador literario,
en Lima la hermosa aunque fría, dado el mes de julio
durante un año de esperanzas,
anhelos cumplidos y jornadas clausuradas por sus días.
Circo de pulgas
documenta la tradición del relato de cortísimo palabraje en el Perú,
donde Palma el folclorista como Vallejo el peruanista
y Durand el maniatólogo se ofrendan como hallazgos.
Por su vasto horizonte colma un hueco reclamado,
cierra el ojo al despistado y rebasa por la izquierda a sus precursores.
En la bella Lima se terminó de imprimir el Circo de pulgas 
que hoy entretiene tus manos,
deleita tus ojos y solivianta tu imaginación.

Javier Perucho desde Axolotitlan
vi-vii-mmxii


Nota bene: Colofón que forma parte del libro en prensa que a mediados de agosto será presentado ante la sociedad de literatos vivos en Lima. 

lunes, 16 de julio de 2012

AVISO

Congreso del Perú

Por instrucciones de Rony Vásquez comparto estas postales, que pretenden ser un aviso y una invitación adelantada para los interesados y curiosos:


Próximamente, más detalles del congreso.


viernes, 13 de julio de 2012

LA REPÚBLICA DE RAMÓN

Noticia bibliográfica
Uno de los expertos españoles en el género, Irene Andres-Suárez, recién acaba de publicar la Antología del microrrelato español (1906-2011). El cuarto género narrativo, un florilegio robusto que cierne un siglo de escritura cuentística, que ampara y legitima a este “cuarto género”, el microrrelato. Igualmente su estructura es muy sólida, pues se cimienta en un estudio preliminar, una bibliografía que selecciona fuentes primordiales como pondera las secundarias, más el cuerpo principal de la antología cuyo censo integra a más de setenta escritores nacidos en el siglo pasado, autores naturalmente de cuentos recogidos en sendos libros. El corpus narrativo está ordenado cronológicamente, y cada escritor es representado con uno a tres narraciones, más una brevísima acotación que indica año y lugar de nacimiento y/o muerte.
Para los conocedores habrá firmas conocidas, para los iniciados habrá descubrimientos e incluso los expertos obtendrán revelaciones. Basta sobrevolar por el índice para notar esas presencias. Vinos añejos y sangre novísima. De modo se topará con un descubrimiento. Debido a su perquisición, Irene localizó al padre del microrrelato español: en el nombre y la pluma de Juan Ramón Jiménez, cuyo primer relato aparece fechado en 1906.
El concepto, definición, demografía y la historia del microrrelato ibérico, así como su evolución, en la operación crítica de Andres-Suárez igualmente despertarán un interés vivo, pues quizá más de un comentarista señalará alguna ausencia, impugnará la caracterización literaria del benjamín entre los género o acaso sentirá mal representado al gremio o a la arquitectura narrativa que historiza la antologadora. En cualquier caso, la Antología del microrrelato español es un trabajo que hacía falta, pues colma un vacío documental en la historiografía literaria del microrrelato español. 
Así que, Irene, enhorabuena por esta nueva conquista.


Irene Andres-Suárez (ed.), Antología del microrrelato español (1906-2011). El cuarto género narrativo, Madrid, Cátedra, 2012, 525 pp. (Letras Hispánicas, 703) 

martes, 3 de julio de 2012

DÍAS DESPUÉS

DECÁLOGO DEL ENSAYISTA



Para Michael Pfister, a manera de despedida.

I. El ensayo busca el consenso entre sus lectores, por ello emite opiniones, argumentos, experiencia e información, y a pesar de ese predominio ideológico no renuncia a la amenidad de las formas narrativas. Del cuento adopta la voz personal; de la novela, el gran aliento; del drama, las formas del parlamento; del microrrelato, la elipsis; del poema, la imagen. Lograrás la armonía de tu ensayística con una mezcla ponderada de estos ingredientes.
II. El ensayo exige una arquitectura interior ponderada y equilibrada entre sus partes (incipit, intercipit, excipit). Demostrar una tesis o desarrollar un tema al modo del libre albedrío será tu única elección. Un ensayo es una narrativa donde se predica un objeto cierto, probable y verdadero para el sujeto de la escritura.
III. Escucharás a la gente —tus conciudadanos— para registrar sus preocupaciones cuando hablen en la calle, arriba del autobús, cuando bajen las escaleras o cuando discutan en el parque. En la oralidad también se localiza la materia prima, de la que pueden desgajarse tópicos de tu escritura. Escuchar a los compatriotas redondeará tu marco ético, pues quizá sus angustias orienten tus inquisiciones literarias y con ellos definirás tus valores estéticos y morales.
IV. Al pergeñar un ensayo inviertes en un proceso de larga duración; madurarlo demanda otro lapso; templarlo requiere del agua fina que discurre por una clepsidra.
V. El ensayista se amamanta de su tradición, la historia literaria y los cultivadores del género que pretende cultivar. Su reto es el combate con los espejismos. Su reto es el combate con los espejismos: internet, la gloria, el best seller…
VI. Si se aferran al pasado o provienen del más furibundo tiempo contemporáneo, los temas que de ahí se desprendan habrás de hilvanarlos con la novedad de tu escritura.
VII. Si hay sangre derramada en tu entorno, caciquismo, hambre, valores derrengados, corrupción, fronteras oclusivas, no aprietes los ojos. ¿Escribirás sobre estas problemáticas? El observatorio de tu escritura no excluye la inmersión social, pero ésta es causal de desavenencias estéticas, prórrogas o renuncias literarias finiquitadas.
VIII. Quizá del mercado, la fama o la rotonda del best seller puedas obtener dinero y satisfactores inmediatos, pero con ellos no conquistarás la epifanía de tu escritura.
IX. Envidiarás el éxito del escritor vecino, pero no te permitirás tenderle una zancada. Compensarás la carencia con disciplina y cuartillas compurgadas.
X. Como ensayista no esperes dinero, ni te ilusiones con la fama de los poetas o la buena ventura de los narradores. Te encontrarás mejor pagado y reconocido si tus colegas, amigos y lectores te consideran un creador.

Coda: Resignarse al mandato no es tu única alternativa.