viernes, 24 de agosto de 2012

LA EDUCACIÓN DEL ESCRITOR

La estela de Valadés
En su antigua revista, El Cuento. Revista de Imaginación, don Edmundo Valadés promovió un certamen literario que bautizó con el nombre de Concurso de Cuento Brevísimo, en el que participó una parvada de escritores pertenecientes al orbe hispánico, una parte de ellos entonces narradores noveles que hoy se han convertido en maestros del género, en clásicos de la minificción, entendida como el arte de narrar en corto una historia. La revista también alimentaba un espacio didáctico para comentar con los participantes del concurso, los colaboradores habituales de la revista y sus lectores los aciertos, yerros, felicitaciones y avisos de publicación de este o aquel intento logrado. En el centenar de números publicados se encuentra almacenada la sabiduría literaria del maestro y principal divulgador del microrrelato en Hispanoamérica.
Siguiendo esa estela valadesiana, Alberto Chimal en su bitácora electrónica, Las Historias, alienta un concurso basado en un estímulo de escritura: una imagen colgada en la red o captada por la propia lente de Alberto se convierte en el pretexto. Mes a mes, una estampa catapulta la imaginación literaria de medio centenar de participantes; el ganador del concurso es anunciado públicamente en la bitácora y a quien se le entrega otra imagen, un “trofeo virtual” que lo acredita como ganador del certamen.
En los ocho años que acumula el certamen, Alberto —en alianza con una editorial de bajo presupuesto— reúne en un volumen a los ganadores de los primeros cinco años, detalle que me hace inferir que habrá otro libro compilatorio con las narraciones triunfadoras. El resultado es la cuentalia que integra Historias de Las Historias, que compila ochenta y seis narraciones de cortísimo palabraje, algunos de cuyos autores se han ido perfilando en la escena literaria, otros más sus nombres son un enigma pues firman con seudónimo o buscan su personalidad literaria escondiéndola. David Chávez, José Luis Zárate, Fernando Sánchez Clelo y Felipe Huerta Hernández resuenan ya por su creación narrativa difundida en las redes, los blogs literarios y su inclusión en las más recientes compilaciones antológicas. Aparte de que el primero es un experto doctor en el género de la microficción. Más allá del nombre de las batallas literarias de los autores, la creación literaria es lo que importa, pues habrá de permanecer en los acervos culturales y formará parte de la arqueología narrativa de cada uno de ellos.
Conjeturo por sus temas que se trata de escritores en la treintena o más jóvenes, sobre todo las escritoras. Menciono este detalle generacional porque es el momento óptimo para la formación del escritor, ejercicio docente donde justamente incide Alberto —tarea que nadie sufraga, por cierto—, considerando que a dicha edad ya se posee instrucción, educación sentimental, experiencia en el amor y la práctica del deseo, además de otros acervos disponibles en sus patrimonios simbólicos. Asimismo debe ponderarse la enseñanza de la escritura y las funciones sociales que cumple la bitácora, el taller y su concurso.
Las invenciones contenidas en Historias de Las Historias, recrean justamente experiencias derivadas de las edades señaladas, incluido el despertar digital, los excesos etílicos, las calcas, los alienígenas, la actualidad política, el terror y las fantasmagorías, la infancia, los placeres, entre muchísimos otros temas más que revelan el talento de sus autores, la voluntad estilística y los afanes por conformar un universo propio. Y no farfullo más sobre la imaginación literaria de los escritores, pues los ejemplos constatan dicha cualidad.
Como detalle extraliterario, apunto que a la edición del volumen le faltó incluir en el índice el nombre propio o la firma de los narradores, pues no basta con anunciar los cuentos con el mero título, ya que se requiere de su autoría para navegar con soltura por ese mar apacible de historias.


Alberto Chimal (selección y prólogo), Historias de Las Historias, México, Ediciones del Ermitaño, 2011, 144 pp. (Minimalia. Minificción)