miércoles, 25 de septiembre de 2013

REFLEJOS ALADOS


VANITAS

Francisco Rodríguez Coloma

—¡Monsieur, olvida la botellita!
La cajera consigue reclamar la atención del gigantón francés. Recoge el bidón de cinco litros de agua mineral, casi acabado, que había dejado apoyado junto al mostrador para pagar su compra. Enseguida la chica reanuda la conversación con su compañera. Hablan del precio de las entradas para un musical Disney. La que lleva el pelo recogido en coleta, irá con su novio. A nadie parece importarle que el hombre aferrado a un botellón de polietileno camine descalzo. Excepto aproximarse a las obras y las fotografías, casi todo lo excéntrico es consentido en el museo. Muchos comienzan la visita en la boutique. Otros la agotan en este bazar en el que conviven imanes, bolígrafos, libretas, juguetes, joyas, libros, camisetas y paraguas de diseño.
—Le descuento los diez euros de la entrada por la compra del catálogo.
A mí me trae el deseo de encontrarla de nuevo. La vi en la tercera planta. Yo contemplaba un pequeño lienzo de Conrad Meyer. Me preguntaba por la asimetría del cuadro en el que falta un rostro masculino, tal vez el mío, para que exista correspondencia entre cabezas y calaveras, cuando se interpuso ante mí la desnudez de una mujer que llevaba tatuadas dos alas en su espalda. Discretas. Pequeñas. Replegadas. Ya no puede seguir la secuencia numérica que proponía la audioguía. La perseguí entre Van de Veldes, Zurbaranes y Riberas hasta perderla en una sala ocupada por turistas y padres acompañados de hijos aburridos, a los que sólo atempera la promesa de la visita a la tienda de regalos.
Frente a la vitrina que protege los brazaletes, pendientes y colgantes más caros, el reflejo me devuelve la imagen de un ser desvalido, de un alguien que sospecha que nunca podrá volver a sentir, tan de cerca, el amparo de su ángel.


Francisco Rodríguez Coloma, junto con Raquel Vázquez, alimentan el blog de Documenta Mínima: 



una bitácora centrada en la documentación, registro y divulgación de los géneros breves.

Imagen: Estudio sobre once cabezas. Foto: Francisco Rodríguez Coloma.

1 comentario:

Pedro Sánchez Negreira dijo...

¡¡Fantástico, Francisco! Excelente pulso narrativo, lenguaje preciso, bien calibrado desde el punto de vista semiótico, con un calado emocional importante, que deja un retrogusto amargo, que se pega en el lector. Mis aplausos.

Un abrazo.