Sirenenleid
Cuando el almirante Cristóbal Colón navegaba por el apacible
mar surcando la ruta de las especies, uno de sus barbados marineros entrevió en
el horizonte salino un ejemplar de sirena, la especie acuática que luego sería
confundida en las crónicas del conquistador con el manatí, extravagante
mamífero acuático, endémico de los trópicos. Como ambos no eran tan “hermosos
como los pintan”, por su “forma de hombre en la cara”, dejó anotado el
Almirante en su diario de navegaciones, prosiguió en su carabela surfeando la
cresta de las olas hasta arribar a unas costas ignotas, hasta a unas tierras
sin nombre. El Descubridor dejó en su bitácora noticia buena de la sirena en la
literatura de no ficción, para usar un término ultramoderno.
Un ciudadano de a pie, mientras miraba el por aquí de los
anaqueles y el por allá de los pasillos de una librería berlinesa, o en la
tienda de un museo, ya no me acuerdo, encontró un ejemplar de Mythos sirenen. Texte von Homer bis Dieter
Wellershoff, cuyo pescador, Werner Wunderlich, rastrea y documenta la presencia de ese animal endémico de
la literatura en los acervos literarios europeos, de Homero a Dieter
Wellershoff, como reza el subtítulo, aunque no presumo de conocimientos del
alemán, sino de las facilidades que otorgan las transparencias de los cognados.
El hallazgo me inyectó de adrenalina, la suficiente como para volver a
transitar por las aguadas y frías calles de Berlín, harto contento por la
adquisición libresca, que luego sería presumida y aireada frente a los ojos del
colega Lauro Zavala, compinche en las andanzas teutonas.
El índice señala la presencia de la sirena en las
literaturas grecorromana, española, inglesa e italiana, acaso sabida para el
interesado, pero la que me importa destacar aquí es su honrosa silueta en el
ámbito germánico, tal vez menos conocida para el iniciado. Y menos aun para la
sirenología, fina antología que servirá de documentación base para posteriores escolios,
elaboración de hipótesis y fundamento de los necesarios prolegómenos de la
sirenología, ese nuevo saber literario.
Entre otros autores y sus obras, los hermanos Grimm aparecen
en primer término con “Sirene”, luego el mismísimo Goethe, de cuyo Faust se desprende “Der Tragödie Zweiter
Teil”, y sin continuidad cronológica, pero sí temática, sobreviene Richard
Wagner, por su Tannhäuser und der
Sängerkrieg auf Wartburg. De igual modo se incluye a Heinrich von Kleist con
la ficción breve Wassermänner und
Sirenen. Y la presencia que me pareció más sorprendente y admirable, es la
de Bertolt Brecht, pues aparte de compurgar dramas sociales y admirables lieder,
escribió la narración corta Odysseus und
die Sirenen, datado en 1933. Asimismo participan de este banquete, Max
Horkheimer & Theodor W. Adorno con sus reflexiones sobre Odysseus oder Mythos und Aufklärung. Y
para los walserianos, el especialista en medievalismos y germanística incluye
de Robert Walser el sirenenleid, Sirene, un poema de 1930, no sé si
escrito previamente a su enclaustramiento, pues la fiebre walseriana aún no se
me contagia, a pesar de que ya tengo reservada su lectura en mi mesa por sendos
microgramas.
Finalmente apunto que el epílogo, “Die Metamorphosen der
Sirenen”, establece las mutaciones de este animal prodigioso en la imaginación
literaria europea. La bibliografía recopila información en alemán,
mayoritariamente, y francés sobre este cuerpo de agua presente en los albores
de la escritura y la invención humana contemporánea.
Hasta aquí la noticia bibliográfica disfrazada de reseña más
por falta de cognados que por ganas de lectura y capacidad de entendedera. Una
glosa conclusiva nada más: La sirena es una invención endémica del arte literario.
Werner Wunderlich,
Mythos sirenen. Texte von Homer bis
Dieter Wellershoff, Stuttgart, Reclam, 2007, 219 pp. (Reclam Taschenbuch,
20153)
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